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Tipos de metodologías ágiles | La GUÍA más completa

La «filosofía Lean» es el leitmotive que comparten los diferentes tipos de metodologías ágiles que fueron surgiendo con la entrada en el nuevo milenio y el auge de la tecnología digital. Como te contamos en nuestro artículo sobre el significado y los principios clave del agile management, su origen se encuentra en el sector industrial y en el mundo del software. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la aplicación de estas técnicas es viable y efectiva para todo tipo de empresas e instituciones.

Como verás, existen diferentes tipos de metodologías ágiles. Algunas de ellas hacen mejor “pareja” con según qué empresas pero es importante saber que la mayoría no son excluyentes entre sí, sino que pueden convivir «en amor y compañía». Es muy habitual combinarlas para conseguir resultados ad hoc a los objetivos y el ecosistema cultural de cada empresa.

¿Qué tipo de metodología agile aplicarías en tu empresa?

DESIGN THINKING

El Design Thinking o “pensamiento de diseño” es una de las metodologías ágiles más populares porque es sencilla de implementar en cualquier tipo de empresa. Desde las startups tecnológicas más vanguardistas a un centro educativo. De hecho, cada vez son más los docentes que han abrazado este método para llevar la innovación a las aulas.

El Design Thinking tiene como objetivo idear un producto o servicio que resuelva un problema del target al que se dirige.

Algo que es preciso tener claro es que para hacer Design Thinking no hay que ser diseñador ni necesariamente un buen dibujante. La cualidad más importante es ser empático, ser capaz de ponerse en la piel de tu cliente para satisfacer una necesidad latente de la que, muchas veces, ni él mismo es consciente. Y para encontrar la “pieza del puzzle” que le falta es necesario investigar.

Un producto o servicio nunca debe construirse partiendo de lo que creemos que es una gran idea y, a partir de ahí, pensar en cómo encajarla en un nicho de mercado concreto. El planteamiento es justamente el contrario: siempre partiremos de un problema que afecta a nuestra audiencia hasta dar con la idea que se convierta en «la solución».
design thinking metodologia

Design Thinking en la práctica

El proceso de Design Thinking sigue siempre el ciclo de:

Investigación y definición del problema del usuario. Es muy importante ser cuidadosos en esta fase para poder trabajar después en la dirección correcta.

Propuesta creativa de ideas. Lo idea es proponer muchas, sin valorar si son buenas, malas o regulares. Ya habrá tiempo después de poner en On nuestro hemisferio racional para evaluar y seleccionar las mejores.

Prototipado de las ideas de mayor impacto y viabilidad para poder testarlas con un grupo de usuarios. No debemos invertir mucho tiempo en crear los prototipos, de hecho, los primeros que hagamos serán «prototipos de baja fidelidad»: dibujos en papel o post-its, storyboards, sketches, etc. Lo importante es conseguir plasmar en el prototipo la esencia del concepto que estamos trabajando.

Análisis y aprendizaje de la performance del prototipo. En este punto seremos capaces de validar si nuestras hipótesis eran acertadas y si el producto o servicio resuelve el problema que pretendíamos solucionar. De ser así, habremos logrado lo que se conoce como «product-market fit».

SCRUM

Scrum es uno de los tipos de metodologías ágiles más populares, especialmente en el ámbito de las empresas TIC. La metodología Scrum tiene como objetivo la mejora continua e incremental de un producto o servicio mediante ciclos cortos de experimentación.

Scrum en la práctica

Los equipos de Scrum deben ser pequeños (no más de 9 personas), multidisciplinares y autogestionados. Están formados por un Product Owner (el responsable del producto), un Scrum Master (el especialista en la metodología que se asegura de su correcta aplicación) y un equipo de desarrollo (diseñadores, desarrolladores web…).

La agilidad es el principio más importante en Scrum. Los equipos trabajan en “sprints”, ciclos de experimentación cortos de entre 1-6 semanas, en los que su misión es construir mejoras en el producto para analizar después la respuesta de los clientes y, en base a los resultados, continuar realizando optimizaciones.

La iteración es constante: el ciclo de implementaciones nunca se da por terminado ya que, de la misma forma que el mercado evoluciona, las necesidades de los clientes también lo hacen. El producto garantizará su supervivencia en el mercado en tanto siga entregando el valor que esperan los clientes. Por eso, nunca podremos darlo por «finiquitado».

KANBAN

Kanban es una de las metodologías ágiles más “amables” a la hora de introducirla en la cultura de una empresa. ¿Por qué? A diferencia de otros métodos más disruptivos, que suponen una transformación de 360º en la forma de organizar los equipos y afrontar el trabajo, Kanban no implica una ruptura sino una mejora progresiva.

“Kanban” es una palabra japonesa que significa “tarjeta visual”. Su etimología refleja a la perfección la esencia del método ya que, aunque tiene muchos más matices de los que “caben” en estas líneas, su principal función es representar de forma muy gráfica el flujo de trabajo de una empresa o un equipo de trabajo.

A decir verdad, el método Kanban es de gran utilidad incluso para uso personal, ya que nos ayuda a visualizar nuestra carga de trabajo y, gracias a ello, aprendemos a priorizar y a ser más productivos. Es muy eficaz también para identificar “cuellos de botella” y anticiparnos a esas situaciones tan habituales en las que las tareas se acumulan, nos toca hacer horas extras y entramos en un proceso de estrés que, además, nos resta productividad. ¿Te sientes identificado? You’re not alone, my friend.

kanban vs scrum

Kanban en la práctica

Para aplicar el método Kanban será necesario contar con un tablero en el que las diferentes tareas en marcha, generalmente reflejadas en post-its, se irán desplazando a medida que su desarrollo vaya avanzando. De izquierda a derecha, tu tablero de tareas deberá incluir las siguientes columnas: “pendientes”, “en curso”, (opcional: “esperando respuesta”) y “terminadas”.

Para aplicar Kanban en tu empresa tienes dos opciones que, perfectamente, pueden ser compatibles entre sí: la “analógica” y la “digital”. En el caso de la primera, necesitarás un gran tablero que sea accesible a todos los miembros de equipo (la sala de reuniones es un buen lugar).

Si prefieres la opción digital o en tu empresa se trabaja en remoto, existe una herramienta diseñada explícitamente para aplicar la metodología Kanban: Trello. Es más, puede que la conozcas aunque hasta ahora no hubieras oído hablar del método Kanban… Para quienes sea una novedad, Trello es una herramienta gratuita y muy intuitiva.

Si tu objetivo es la transformación digital y que tu empresa funcione sobre la base de la agilidad y la innovación, Kanban puede ser la opción perfecta con la que empezar. No solo mejorará vuestra productividad y gestión del tiempo, sino también vuestra organización interna como equipo.

LEAN STARTUP

A estas alturas del partido, seguramente estés familiarizado con el término «Lean Startup». Su popularidad se debe al impacto global de la obra del empresario estadounidense Eric Ries: El método Lean Startup: cómo crear empresas de éxito utilizando la innovación continua. Ries se ha consagrado como un auténtico gurú para los emprendedores de todo el mundo e incluso actuó como catalizador para muchos, despertando en ellos el deseo de crear su propia startup.

La base teórica de Lean Startup no es 100% novedosa: sus cimientos se encuentran en la «filosofía Lean» y muchas de sus características son comunes a otras tipos de metodologías ágiles. Lo verdaderamente genuino del trabajo de Ries es haber sistematizado un método riguroso capaz de aplicarse a las circunstancias tan excepcionales que rodean la creación y progreso de una startup.

Las nuevas empresas que ofrecen un servicio o producto que ya tiene su homólogo en el mercado y, por tanto, saben quién es su público, tienen (o deberían tener) muy claro el posicionamiento que buscan y su hoja de ruta. En una startup este tipo de certezas se desvanecen: aquello que ofrecen aún no existe en el mercado y tan solo puede intuir quién será su público. El contexto que rodea a una startup está ligado a una incertidumbre extrema y, de ahí, el gran valor de la obra de Eric Ries.

El progreso de una startup, al menos en su fase de despegue, no puede ponderarse con los mismos criterios que una empresa convencional. La innovación requiere de un sistema propio con el que medir el éxito. Si no las dotamos de un contexto, las métricas de rendimiento de una startup podrían llevarnos a valorar como fracaso lo que en realidad es, o terminaría siendo, un éxito rotundo.

que es lean startup

Lean Startup en la práctica

El método Lean Startup se apoya en un ciclo de experimentación iterativo, como es habitual en agile management, que consiste en crear – medir – aprender, para volver a construir sobre la base de los nuevos hallazgos. De la misma forma que el principal objetivo es crear valor constante al cliente, lo más preciado en el proceso es obtener feedback. El aprendizaje es la clave para seguir mejorando. Cada decisión se apoya en datos, la verdadera brújula del negocio. Así, cuando un experimento resulta fallido, dependiendo del grado, siempre será posible optimizarlo o “pivotar” la estrategia en una dirección opuesta.

La búsqueda de la perfección es el peor enemigo del enfoque Lean. Cuántas veces productos aparentemente “perfectos”, planificados al detalle y construidos con excelencia en un largo proceso de trabajo, se convierten en sendos fracasos. Esta forma de abordar el desarrollo de productos carece de flexibilidad al no permitir validar si se está trabajando en la dirección adecuada. Que no es otra, que la que marcan las necesidades del cliente.

Ninguna empresa debería permitirse el “despilfarro” de tiempo y recursos, pero menos aún las startups que, de por sí, se enfrentan a un riesgo mucho mayor al lanzarse al mercado. Por eso, lo importante es construir un producto mínimo viable (PMV), invirtiendo el menor tiempo y recursos posible pero siempre dentro de unos parámetros de calidad que garanticen su validez para presentarse al público. Debemos estar seguros de que los clientes entienden el valor del producto para seguir mejorándolo sobre esa base. He ahí la importancia de obtener feedback lo antes posible. Si no tiene una buena aceptación, al menos el error nos habrá salido “barato” y podremos hacer los cambios oportunos o retirarnos a tiempo.

La mayor lección que podemos extraer de las teorías de Eric Ries es que el éxito de una startup dependerá de su habilidad para construir un negocio sostenible y escalable. La eficacia de este método ha sido probada en todo tipo de empresas: industria, tecnología, hostelería… por eso, el libro de Ries se ha convertido en «el Grial» de los emprendedores.

Reflexión sobre los diferentes tipos de metodologías ágiles

El objetivo de este artículo era acercarte a los tipos de metodologías ágiles más populares en la actualidad. Nos hemos centrado en aquellas cuya aplicación es factible en empresas de diferentes sectores. Otros métodos como Extreme Programming (XP) y DevOps, se han quedado fuera de la selección por ser específicos del desarrollo de software.

Design Thinking, Scrum, Kanban y Lean Startup tienen características comunes pero las particularidades de cada metodología son las que te permitirán saber cuál es la más adecuada para tu empresa. No solo dependerá del sector, sino de la fase en la que se encuentre en su camino hacia la transformación digital y la innovación. Estas metodologías forman parte del ADN de las empresas de Silicon Valley pero tienen un gran potencial para hacer crecer cualquier tipo de negocio.

 

Lucía Salvador
luciasalvest@gmail.com

Copywriter, storyteller y practicante de la teología del marketing online. Soy una astronauta de la galaxia digital sin fecha de regreso.

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